Ese día cuando mi esposo abrió los libros financieros de nuestro hogar y vi el tamaño de las deudas (más de US$350 mil), jamás imaginé que sería el inicio de un gran propósito de vida: ayudar a ejecutivos de alto nivel a limpiar deudas superiores a los US$100 mil en un tiempo corto. Ni por la mente me pasó que semejante noticia abriría la puerta hacia la libertad financiera a cientos de familias.
En nuestro camino y el de nuestros alumnos, cometimos muchos errores y nos hemos enfrentado a muchísimos problemas a la hora de limpiar deudas.
Pero más allá de las marañas financieras, tema acostumbrado de mis Post, quiero hablarte de los 5 peores problemas que enfrentan mis clientes. Más nefastos que deuda en sí.
¿Deudas Buenas y Deudas Malas?
Los Peores Problemas No son las Deudas
Problema 1: Ellos mismos. Suena feo lo sé, pero así es. La mayoría no sale de los obstáculos financieros porque no confían en sus capacidades para generar dinero y ser creativos a la hora de pagar deudas. El temor y la falta de auto estima se anteponen en el proceso.
Problema 2: Sus paradigmas sobre el dinero y las deudas. Antes de iniciar el proceso de limpieza financiera con mis clientes, lo primero que hago es botar a la basura todos sus pensamientos limitantes sobre el dinero. Esas voces internas les dicen que el dinero es malo, que la abundancia es pecado, que los ricos no van a entrar en el Reino de los Cielos (el versículo es totalmente cierto, pero no está criticando la riqueza, sino el amor a las riquezas, que es diferente), que la humildad es sinónimo de falta de dinero; que los ricos son narcos, etc, etc.
Problema 3: Su cónyuge. En muchos casos cuando uno de los dos es consciente de la necesidad de ajustar los gastos, replantearse la manera de vivir y tomar medidas, el otro se convierte en un obstáculo. La buena noticia es que cuando ambos se ponen de acuerdo, la posibilidad de salir adelante es 7 veces mayor que cuando trabajan por separado. Aquí se cumple el principio que dice: «Toda casa dividida contra si misma no permanece».
Problema 4: No confiar en el proceso. Muchos vienen con la convicción de que deben salirse de las deudas. Pero cuando inician el proceso quieren poner sus propias reglas. Es ahí donde el auto, la casa y otras propiedades toman una dimensión en sus corazones, que les impide salir adelante.
Problema 5: Su falta de convicción sobre la necesidad de vivir sin deudas. Es impresionante, es como si viniese un paciente con un cáncer, que se puede extirpar, pero piden a gritos, que al menos, se les deje un pedacito. Sucede lo mismo con quienes vienen a limpiar sus deudas, pero se abrazan a una tarjeta. «Pero al menos, puedo dejarme una para emergencias», suelen decir. Pero el cáncer siempre se limpia de raíz, no puede dejarse ni un centímetro del tumor porque puede generar metástasis.
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