Nada que me desarme más que ver a un hombre llorando… digamos que no puedo con eso. Y como si yo tuviese algo que ver en el asunto, me pedía perdón a gritos. Sus lágrimas caían sobre los papeles de mi escritorio, asunto que me tenía más acongojada de lo normal.
«Perdón!!!, perdón!!, sollozaba. No tenía idea que mi desliz sentimental me llevaría a mi ruina total. Perdí mi esposa, mi hogar, mis hijos, mis propiedades y mi dignidad. ¿Qué hago?», ¿qué más puedo hacer?, doña Mónica. Ayúdeme», vociferaba don Pablo Montero (nombre ficticio).
Todo comenzó con una mirada. Esa mirada, que parecía inocente, los llevó paso a pasó, a romper todos los límites morales. Luego una sonrisa. Eran compañeros de oficina, entre reuniones y reuniones, salidas a almorzar y el mismo estrés de resolver cosas juntos, los sumergió en una historia de amor prohibido, al mejor estilo de novela venezolana.
«Perdí mi cabeza. Ella también estaba casada. Pero nuestra incontenible pasión fue más fuerte que los lazos matrimoniales. Su encantó me hechizó de tal forma que cuando me di cuenta, había comprado un apartamento para nuestros encuentros. Teníamos cuentas en común. Hicimos una vida paralela a nuestros hogares. No entiendo cómo llegué a tanto», lloraba y gritaba el señor Montero.
Esa seudo relación le costó más de US$500 mil, sin contar las pérdidas familiares, morales y espirituales.
¿Cómo iniciar un negocio sin deudas?
Las Finanzas y el Espíritu
Somos seres integrales: cuerpo, alma y espíritu. Es imposible dividir esas tres partes y actuar con diferentes nortes en cada una de ellas. La mayoría de mi comunidad cree en Dios, así que voy a hablarles a todos desde el punto de vista espiritual.
En muchas ocasiones tratamos de sacar a Dios de nuestra billetera y consideramos que un ser tan Inmenso y Omnipotente no tiene tiempo para meterse en campos tan materiales y superficiales como el dinero.
Además, se nos ha metido en la cabeza, de manera equivocada, que la humildad es un rasgo de carácter cristiano (lo cual es cierto). Pero que el sinónimo de humildad es ser un «patas en el suelo». Cuando he conocido muchos soberbios sin un cinco y muchos humildes millonarios.
Lo cierto, es que El Señor nos creó como seres integrales, holísticos y tiene más de 2.350 versículos en Su Palabra que hablan del dinero.
Las deudas, en realidad, son verdadero reflejo de nuestro estado espiritual. Repasemos algunas de las causas por las cuales caemos en ellas:
Las deudas son problemas espirituales
Cuando el Creador nos hizo, estableció principios bajo lo cuales debemos regirnos. Mientras nos mantengamos alienados a estos principios, universales, las cosas seguirán un curso natural con ciclos de aprendizaje, desarrollo y madurez en prácticamente, todas las áreas.
El asunto es cuando violamos esas pautas de vida. Ahí comienza el caos, la desintegración, el deterioro y la caída.
Algunos de estos principios, que violamos y nos hacen caer en deudas, son los siguientes. Todos están respaldos con versículos bíblicos. Pero no pretendo darles una prédica.
Sin embargo, si quieren ahondar al respecto les recomiendo los libros de mi gran mentor y amigo el señor: Andrés Panasiuk, escritor de más de 10 libros sobre finanzas personales, con fundamentos Bíblicos.
- Falta de contentamiento. Eso no significa que no vamos a tener aspiraciones. Claro que si, el asunto es TRABAJAR por ellas y NO endeudarnos por ellas.
- Falta de dominio propio: De la misma forma que con la comida, tenemos que tener el suficiente carácter para aprender a decir que no.
- Orgullo: Creemos que nos merecemos absolutamente todo. Y podría ser cierto, pero podremos disfrutarlo con méritos, trabajo, estrategia, inteligencia, constancia, disciplina y NO con deuda.
- Deseo de riquezas rápidas: Es impresionante cómo la gente quiere con poco trabajo enriquecerse con la ley del mínimo esfuerzo. Como saben soy amante de la cultura china y me impresiona como ellos, hace 40 años, eran el mundo perdido y ahora han erradicado la pobreza extrema, convirtiéndose en una verdadera potencia mundial. No al estilo gringo (a punta de deuda), sino con muuuuchoooo trabajo, disciplina y enfoque.
- Falta de paciencia: Si existiese una palabra para definir a los grandes multi millonarios es esta. La paciencia es la verdadera fuente de riquezas, en todos los sentidos.
- Amargura: Este sentimiento es un come energías. Es un disipador de ideas. Es un veneno que carcome la fuente de dinero constante y sonante: el agradecimiento.
- Pereza y procastinar: Como decían nuestros abuelos: «No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy». Ambos comportamientos destructivos deterioran el carácter de cualquier persona y los imposibilita para salir adelante.
- Inmoralidad sexual y vicios: Este fue el caso del Señor Montero. Su falta de dominio propio y el dejarse llevar por sus deseos carnales, los hundió. Así sucede con cualquier tipo de vicio. Incluso, el mismo ejercicio podría ser muy dañino cuando no hay balance.
- Deshonra a los padres: Sí esto también es un principio que cuando violamos, produce múltiples cosas en el corazón que tambíén deterioran una billetera. Ahora, no te estoy pidiendo que vivas con padres abusadores o ausentes. Pero sí que los perdones y dejes ir esos sentimientos negativos. Pasa la página.
- Envidia: El tener envidia nos lleva a endeudarnos para aparentar.
- Infidelidad en los pequeños detalles: El principio es el siguiente: quienes son infieles en los pequeños detalles, lo serán en las cosas más grandes.
- Afán y ansiedad: El afán y la ansiedad nos lleva al descontrol y eso también nos hace caer en deudas.
Por eso, es que basados en todos esos principios, es que NO existen, bajo ningún punto de vista, las deudas buenas. Todas son malas, porque todas, violan, al menos, uno de esos principios.
¿Deudas Buenas y Deudas Malas?
Ya tengo más de 8 años de vivir sobria (sin la esclavitud de la deuda) y no he necesitado, volver a caer en eso. He desarrollado diferentes negocios sin un cinco proveniente de un banco. No los necesito.
«Doña Mónica tengo que contarle algo que sé que le dará mucha alegría. Pedí perdón y comencé de cero. Rescaté mi matrimonio y aunque no tengo un cinco, mi corazón está lleno y con mucha energía para salir de las deudas», fue el último texto que recibí de don Pablo.
La dicha es que aunque hubiésemos violado todos esos principios y otros muchos, la paciencia y el amor de Dios es infinito así que se vale pedir perdón y a apelar a Sus misericordias que son nuevas cada mañana.
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